Tres colegios participantes. Unos 40 jugadores benjamines y unos 30 jugadores alevines. Sólo con esos datos ya podríamos calificar la edición junior del Densukoa Kin-Ball Open de verdadero éxito. Pero es que además la experiencia fue fantástica en todo momento. Ver a 70 niños y niñas de entre 8 y 12 años jugar juntos al Kin-Ball es una cosa genial. Ver a sus padres y amigos animando, sus profesores apoyando y, sobre todo, a ellos divirtiéndose ha sido de lo mejor que nos ha dejado este fin de semana.
Los colegios Acacias de Pozuelo, Calasanz y El Prado de Pinto fueron los participantes, y sus estudiantes nos han dado una pequeña lección sobre cómo vivir este deporte. Corrían, se ayudaban, se organizaban y se divertían. Nada mejor que verles reírse y celebrar sus puntos, sus jugadas, ¡sus amagos! Se daban golpetazos y se levantaban como si nada, yendo como locos a por la bola. Como dice el entrenador Serrano me parece increíble que ellos mismos se organicen para repartirse en la defensa, en los tiros para que todos ataquen por igual, el que no hayan tenido ningún problema en los cambios… Han tenido una actitud ejemplar, a veces incluso mejor que la de los mayores.
Hay que agradecer el trabajo previo de dos socios del club, Henry y Esther, que se patearon bastantes colegios para conseguir equipos participantes. Esta gran experiencia en buena parte se debe a ellos, y a los que ayudaron a que los partidos pudieran celebrarse. Y sobre todo, se debe a los niños, profesores y padres que se acercaron al Pabellón Sandra Aguilar a jugar al Kin-Ball.
Una anécdota que nos dejan: dos niños me estaban preguntado al final si la próxima semana íbamos a hacer otro torneo, e incluso una niña me dijo que para el próximo torneo ni se nos ocurra no hacerlo en Pinto ya que su padre no tiene coche. Que en el próximo torneo piensa ir como sea y necesita que sea cerca. Hay cantera y eso nos encanta.
Si alguno de los participantes desea tener acceso a las fotos originales pónganse en contacto con nosotros.