No hemos terminado de recuperarnos del cansancio y las risas del Juan Contreras de Quintanar y ya estamos preparados para más partidos de KIN-BALL®. Tanto es así que en menos de dos semanas estaremos subiendo para el norte, hacia tierras cántabras, para participar en el III Densukoa KIN-BALL® Open. Santander. Una nueva oportunidad para seguir ampliando la familia del KIN-BALL® español.
El 21 de marzo, en una jornada única en formato maratón, equipos con veteranos y con novatos se reunirán para competir, crear experiencias, mejorar y progresar técnicamente y, por encima de todo, disfrutar de una jornada de diversión kinballera. En el Pabellón de la Universidad de Cantabria se celebrará la tercera edición de esta idea de torneos que buscan crear un KIN-BALL® mayor y mejor en nuestro país. Si os interesa, recordad que el precio es muy bajo, 30 euros por equipo, y el plazo de inscripción se ha ampliado y finalizará el 14 de marzo a las 23.59 horas.
Nuestros amigos de Kinball Cantabria hen presentado oficialmente todos los datos del I Campeonato de Ki-Ball «Luis de Pedro». Un torneo que llevará el nombre del compañero que por desgracia nos abandonó y que esperemos sea un homenaje de todos los jugadores hacia él. El Campeonato se celebrará el 21 y 22 de Septiembre, en el Complejo Municipal de Deportes de «La albericia», en la ciudad de Santander. La inscripción está abierta hasta el día 11 así que ¡daros prisa y apuntaros!
Sin duda este torneo, nuevo en el calendario clasificatorio para la COKE, será una gran fiesta y la mejor manera para retomar el kinball tras el verano. ¡Esperamos que la organización sea un éxito y todos lo disfrutemos!
Es lunes post-torneo de Kin-Ball (Martos, en este caso) y por una vez voy a intentar escribir lo antes posible para que con cada agujeta y dolor me acuerde de cada uno de los buenos momentos que hemos pasado allí. La perspectiva es la de los Comanches que bajamos para intentar quitarnos el mal sabor de boca del anterior torneo de Quintanar. Y os anticipo que lo conseguimos de la mejor manera: divirtiéndonos mucho.
Picnic comanche. Para la comida del sábado decidimos buscarnos nosotros la vida, y surgió el picnic comanche. Las croquetas de uno, la empanada de otro, los filetes y los calamares. Todo eso y mucho más después del primer partido como método para recuperar fuerzas y seguir a tope en el torneo. Una idea espontánea que podría consolidarse en el club.
El primer partido. Nuestro primer partido fue contra los equipos de A.D. Andalucía y KCB. Y nosotros, particularmente, salimos enchufadísimos, algo raro en nosotros la verdad. Puede que fuera nuestro mejor partido del fin de semana, y fue donde vimos que si nos divertíamos jugando las cosas salían bien. No ganamos, pero nos recuperamos anímicamente de tantos periodos pasados de mal juego. Era lo que necesitábamos, y hemos visto que podemos si queremos.
Microsueños y Guaraná. Puede que una de las causas de nuestro buen juego, aparte de salir a divertirnos, fueran las barritas de Guaraná con chocolate que Zaida trajo. Un pequeño chute de energía que no sabemos si tuvo importancia en nuestro juego, quizás sí o quizás no, pero fue una sorpresa que nos encanto. Los microsueños son esas pequeñas cabezadas en el coche, en un bar, en donde sea, que te recuperan y te llenan de energía. También hubo unas cuantas de esas este fin de semana.
Viajes de ida y vuelta. Unas ocho horitas de coche para ir y venir a Martos dan para mucho. Dan para maldecir eternamente la A4 por su asfalto. Para llenarnos de comida de todo tipo: gominolas, galletas, huesitos, patatas, fritos, chocolate… Para recordar todas las anécdotas del fin de semana y conversar de nuestra visión del Kin-Ball y de todo en general. Para hacer encaje de bolillos con las maletas y con nuestros propios cuerpos en el coche. Para que Raúl nos recomendara los bocadillos a la brasa del kilómetro 144 donde descubrimos uno de los mejores inventos de la historia: la máquina expendedora de litronas.
KBCan. Ha vuelto a ser un placer encontrarse con los cántabros kinballeros. Se recorren media España para divertirse y seguir mejorando y eso les honra de una manera que quizás no se nota, aunque debería. Y demuestran que van mejorando y que siguen disfrutando de todo lo que es un torneo de Kin-Ball. Si nos leen les damos las gracias por seguir ahí, y en Santander por supuesto que les veremos otra vez.
Charlotte. Este es el nombre del bar cercano a nuestro hotel donde volvimos el domingo para apretarnos un desayuno con el que afrontar con ganas el día final. Sus tostas gratinadas son ya un pequeño clásico del club. Además, este año probamos su versión nocturna y fue un gran descubrimiento. De tomar algo mientras esperábamos a acabar compartiendo pizzas, pidiendo cócteles, rematando botellas de licor de caramelo o limoncello. Un sitio donde no te invitan a chupitos, sino que te llevan los vasos y te dejan las botellas para que te sirvas lo que quieras es bien.
Los Clásicos. Como siempre nuestros hermanados Clásicos estuvieron ahí para levantar el fin de semana. Esta vez acudieron al completo, por primera vez, y los arqueros volvieron a ganarse la simpatía de todos. Además, Pablo cumplía años y algunos temíamos por su estado físico. Pero como siempre, cuando peor parece que está es cuando mejor jugó. Se hicieron con un magnífico quinto puesto y siguieron demostrando que hay que vigilarles de cerca.
«Bien trabajao» y «A tumba abierta». Estas dos expresiones puede ser que pasen a considerarse los lemas oficiales del B105 y los Clásicos. El bien trabajao ha tomado forma de chapa que reconoce a aquel que lleva el espíritu B105 dentro y lo demuestra con su forma de jugar y sus acciones. El caso paradigmático fue el bien trabajao de Polo en nuestra semifinal y su grito de ¡Vamos Comanches! en mitad de un desempate que no jugábamos. El A tumba abierta de los Clásicos, bueno, es que no merece añadir más.
Cuarto puesto. Cuarto puesto para los Comanches al término de la primera jornada, e idéntico puesto tras las semifinales. En verdad un gran resultado que confirma las geniales sensaciones que tuvimos como equipo durante el fin de semana y que nos resarcen mucho de nuestro farolillo rojo de Quintanar. En verdad nos daba igual acabar cuartos que novenos, queríamos jugar al Kin-Ball y divertirnos. Y eso lo conseguimos desde el minuto 1. Eso es lo importante.