El KIN-BALL es un deporte de valores. Es un deporte en el que ganar no es lo más importante. Lo más importante es cómo ganar. El espíritu deportivo y el juego limpio son valores fundamentales de cada partido y cada entrenamiento de KIN-BALL. El respeto y el reconocimiento son dos valores fundamentales. El respeto para con los árbitros, su labor y sus decisiones, no permitiéndose las protestas. El reconocimiento de las acciones positivas de los compañeros y, sobre todo, de los adversarios. Además, no está permitido ningún tipo de violencia física o verbal.
El KIN-BALL promueve la cooperación y el trabajo en equipo. El individualismo no tiene el mismo peso que en otros deportes, mientras que el esfuerzo colectivo se premia. Todos los jugadores participan activamente y nadie queda excluido por ninguna razón. Tiene el poder de favorecer la cohesión y la integración social. Lo pueden practicar todas las edades, desde jóvenes a mayores, y en todas se puede alcanzar un buen rendimiento. Además, un valor muy importante del KIN-BALL es que promueve la igualdad de género, ya que al permite y fomenta la competición mixta entre mujeres y hombres. Y también promueve la integración de deportistas con discapacidad, favoreciendo la participación a un mismo nivel.
Otro valor del KIN-BALL es la promoción de la salud y el estilo de vida activo. El continuo movimiento de las jugadas favorece el trabajo aeróbico y las diferentes destrezas desarrollan velocidad de reacción, la coordinación, la fuerza o la visión espacial, entre otras.